Una de mis pasiones, Pérez-Reverte.
Mi inspiración, El tango de la guardia vieja. Página 11:
Durante largos y fructíferos años, rara vez erró el tiro: resultaba difícil que una mujer de posición acomodada, de cualquier edad, se le resistiera en el té danzante de un Palace, un Ritz o un Excelsior, en una terraza de la Riviera o en el salón de primera clase de un trasatlántico. Había pertenecido a la clase de hombre al que podía encontrarse por la mañana en una chocolatería y vestido de frac, invitando a desayunar a los criados de la casa donde la noche anterior había asistido a un baile o una cena.
(...)
Y era tal la elegancia con que sabía encender un cigarrillo, anudarse la corbata o lucir los puños bien planchados de una camisa, que la policía nunca se atrevió a detenerlo si no era con las manos en la masa.
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Y era tal la elegancia con que sabía encender un cigarrillo, anudarse la corbata o lucir los puños bien planchados de una camisa, que la policía nunca se atrevió a detenerlo si no era con las manos en la masa.
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